EL PUEBLO KICHWA DE SARAYAKU
Sarayaku es un pueblo
indígena ubicado en el corazón de la Amazonia ecuatoriana.
Unos 1200 habitantes viven allí aún de manera tradicional,
de la caza, pesca, agricultura y ganadería.
Se
llaman el pueblo kichwa de Sarayaku y son los vecinos de otros pueblos
indígenas como los huaroranis, los shuars, ashuars, etc.
El
pueblo kichwa de Sarayaku vive en las riberas del río Bobonaza,
en la provincia de Pastaza. Administra unas 135.000 hectáreas
de territorios ancestrales de los que ha obtenido del estado ecuatoriano
los títulos de propiedad colectiva.
Hasta
hoy en día, depende enteramente para sus recursos de le selva
tropical. Utiliza aún las plantas alimenticias, medicinales,
ornamentales, rituales y construye con madera las casas, las piraguas,
los objetos utilitarios y las herramientas.
Sarayaku
tiene su modo propio de gobierno tradicional basado en los principios
democráticos extremadamente desarrollados.
La selva amazónica
La
selva ecuatoriana es probablemente, igual que la del Perú,
el epicentro de la biodiversidad mundial, con más de 10.000
especies de plantas. Es el refugio para numerosos animales.
Desde
los años 60, los gobiernos sudamericanos, apoyados por el
Banco Mundial y otros organismos internacionales, “desarrollan”
la Amazonia a gran escala: construcción de carreteras, cría
de ganado, monocultivos, explotación de madera, bombeo de
capas petrolíferas, etc.
El
“desarrollo” en este caso es pues sinónimo de
destrucción del medioambiente y de genocidio cultural. Numerosos
pueblos indígenas ya han desaparecido. Ahora bien, cada pueblo
indígena que desaparece equivale a quemar las bibliotecas
y universidades más antiguas del mundo.
La recuperación de los territorios
En
1992, las nacionalidades indígenas de la Amazonia salen de
la selva en una marcha impresionante hacia Quito. Después
de 500 km de marcha, llegan a la capital del Ecuador, colocada en
lo alto de la Cordillera de los Andes.
Se
quedan allí durante semanas, ocupando las plazas principales
de la ciudad, hasta ser acogidos en el Palacio del Gobierno y negocian
allí espectaculares avances en la Constitución ecuatoriana.
El Ecuador se hace un estado pluri-cultural y reconoce derechos
específicos a los pueblos autóctonos.
Los
habitantes de Sarayaku consiguen los títulos de propiedad
oficiales de su territorio, lo que es una incontestable saliente
histórica. La explotación del subsuelo, por interés
nacional, queda posible, pero necesita su deliberación y
su acuerdo colectivo.
Los Yachaks
“Yachak”
es el nombre que el pueblo kichwa de Sarayaku da a sus “chamanes”.
Las competencias de un Yachak son complejas y difíciles de
describir y de entender por un público occidental.
El
Yachak es ante todo una autoridad moral, un “sabio”
que ha traspasado una larga y difícil iniciación.
Es un elemento fuertemente estructurando que mantiene la cohesión
del grupo, a la vez guía espiritual, eje social, curandero.
Transmitiendo su saber a las jóvenes generaciones, contribuye
a perpetuar y a mantener continuamente la identidad cultural de
su pueblo.
Varios
viajeros incrédulos, entre los cuales, claro, numerosos antropólogos,
han sido sobrecogidos incluso conmovidos por las capacidades de
los Yachaks. Desgraciadamente, debido a cierta moda, numerosos falsos
chamanes han invadido las ciudades de la América del Sur
y causan estragos hasta el Occidente, desacreditando el saber de
los hombres de la selva.
Los
ancianos luchan hoy en día para ponerse en contacto y combatir
este problema de charlatanismo. También han de resolver el
problema del desafecto de los jóvenes a su vía, estimada
demasiado difícil.
Todas
estas razones conjugadas ponen en peligro los saberes acumulados
por esos hombres y mujeres desde hace centenares de años.
En
Sarayaku, quedan una decena de Yachaks quienes han decidido reaccionar
para mantener intacto su linaje y sus saberes. Algunos, como Don
Sabino, son los iniciadores del proyecto “Frontera de Vida”.
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